EN PRIMERA PERSONA
(poema)
Un cielo melancólico
Acompañó mi infancia,
Dios era una entelequia
De misa y sacristía,
Con siete padres nuestros
Y algún Ave María,
Me otorgaba perdones
Su divina jactancia.
Luego poquito a poco
Fui tomando distancia,
Y un día me hallé lejos
De aquella eucaristía,
Vi tantas injusticias
Y tanta porquería,
Que Dios ya no era
Sino una circunstancia.
Se agravó mi conciencia
Maravillosamente,
Y cada vez son menos
Las cosas en que creo,
Cuando interpelo a Dios
Se va por la tangente,
Los milagros se venden
Otra vez al menudeo.
Y así me fui cambiando
De buen a mal creyente...
De mal creyente a agnóstico...
Y de agnóstico a ateo.
Letra : Mario
Benedetti