CELEDONIO ESTEBAN FLORES
(poema)
Ahora que estamos reunidos
Y para escuchar de acuerdo,
Voy a relatar la historia
De un muchachito porteño.
Era por Mitre y Callao
- Ya desbandado en el
tiempo -
Que hubo una casa: Max
Glücksmann
Cuna de gratos recuerdos,
Donde grababan sus discos
Los ases de aquellos
tiempos.
Firpo, Gardel y Razzano
Surcaban caminos nuevos,
Cuando nuestros payadores
Dejaron el campo abierto,
Para que estos dos cantores
- Heredando aquel acervo -
Grabaran en discos criollos
Con melodiosos acentos,
Los motivos de la tierra
Nuestro rico cancionero.
Un día, según nos cuenta
José Razzano, el abuelo,
Llegó a la casa Max
Glücksmann
Celedonio, con sus versos.
Quería verlo a Gardel
Para contarle sus sueños,
En dos temas: “Mano a mano”
Y “Margot”, dos argumentos,
Apropiados para tangos
Que después consagró el
pueblo.
Era Celedonio Esteban
Flores
Morocho, sencillo y bueno,
Fue alguna vez boxeador
Pero era mejor trovero.
De la mano de Gardel
El intérprete dilecto,
Avanzó por el camino
Que le reservaran ellos,
Carlos Gardel y Razzano
Con sus resonantes éxitos.
En la rueda del café
Quedó un vacío, hace
tiempo,
El 28 de julio de 1947
Se cumplieron ya muchos
años,
Pero en este breve espacio
Deténgase el pensamiento,
En Corrientes y Esmeralda
La ochava de los
encuentros,
Y el arrullo de este tango
Como en sueños, lo veremos:
Allí parado en la esquina
A este morocho porteño,
Celedonio Esteban Flores
¡Presentes... en tu
recuerdo!
Letra : Lito
Bayardo (Manuel Juan García Ferrari)
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