EL VENGADOR
Velay con la suerte ingrata
Dijo al cruzar los campos como luz,
El matador de mi querido tata
Debe quedar también bajo una cruz...
Y al fin de tan largo camino
Cuando cansao estaba de rastrear,
Lo sorprendió con su hijo al asesino
Y se apeó, sin vueltas, obligándolo a pelear.
Se trenzaron los rivales
Cada cual su fierro agita,
Pero salta su hijo y grita:
No lo mate a mi tatita,
No lo mate, por favor.
Hubo un estremecimiento
Ante el llanto de aquel hijo,
Con dolor lo miró fijo
Y aquietándose maldijo
Su destino, el vengador.
Tembló de rabia el valiente
Pero envainó resuelto su facón,
Cuando la voz febril del inocente
Entró a golpear su gaucho corazón.
Montó su zaino pensativo
Y en ese afán que no podía ocultar,
Al asentar sus pies en el estribo
Se alejó, gritándole al traidor sin vacilar:
“Sólo el llanto de tu hijito
Te salvó, gaucho cobarde,
Mas, cuidao que nunca es tarde
Mientras en mis venas arde
El deseo vengador.
Con la chuza del ricuerdo
Viviré la vida esclavo,
Y caerás al fin y al cabo
Como cae el tigre bravo
A los pies del cazador”.
Letra : Francisco Brancatti
Música : Enrique Maciel