EL CHOCLO (III)
(1930)
Vieja milonga, que en mis
horas de tristeza
Traes a mi mente tu recuerdo
cariñoso,
Y encadenándome a tus notas
dulcemente
Siento que el alma se me
encoge poco a poco.
Recuerdo triste de un pasado
que en mi vida
Dejó una página de sangre
escrita a mano,
Y que he llevado como cruz
de mi martirio
Aunque mi carga infame me
llene de dolor.
Fue aquella noche
Que todavía me aterra,
Cuando ella era mía,
Jugó con mi pasión,
Y en duelo a muerte
Con quien robó mi vida
Mi daga gaucha
Partió su corazón.
Y me llamaban
El Choclo, compañeros,
Tallé en los entreveros,
Seguro y fajador,
Pero una china
Envenenó mi vida,
Y hoy lloro a solas
Con mi trágico dolor.
Si alguna vuelta le toca,
por la vida
En una mina poner su
corazón,
Recuerde siempre que una
ilusión perdida
No vuelve nunca a dar una
flor.
Besos mentidos, engaños y
amarguras,
Rondando siempre la pena y
el dolor,
Y cuando un hombre entrega
su ternura
Cerca del lecho le acecha la
traición.
Hoy que los años han
blanqueado ya mis sienes
Y que en mi pecho sólo anida
la tristeza,
Como una luz que me ilumina
en el sendero
Llegan tus notas de melódica
belleza.
Tango querido, viejo Choclo
que me embargas
Con la caricia de tus notas
tan sentidas,
Quiero morir bajo el arrullo
de tus quejas
Cantando mis querellas,
llorando mi dolor.
Letra : Juan
Carlos Marambio Catán
Música : Ángel Gregorio Villoldo
Grabó de esta
letra, un estribillo modificado, Ángel Vargas con la orquesta de Ángel
D´Agostino. (sello RCA 13–11–1941)