ERA UNA PAICA
PAPUSA
Era una paica papusa,
Retrechera y rantifusa,
Que aguantaba la marrusa
Sin protestar hasta el fin.
Era un garabo discreto
Verseador y analfabeto,
Que trataba con respeto
A la dueña del bulín.
“Esto no es vida”, decía
La percanta, noche y día,
Y de celos se mordía
Cuando amigas veía,
Con sus sombreros de paja
Mucha seda, mucha alhaja,
“¿Por qué si nadie trabaja
sólo yo he de trabajar?”
Y aquel bulín tan sencillo
Del alegre conventillo,
Poco a poco perdió el brillo
Y entró la envidia a roer.
Y una noche, una de aquellas
Noches tranquilas y bellas,
En que todas las estrellas
Se asoman al mundo a ver.
Aquella paica papusa
Retrechera y rantifusa,
Que aguantaba la marrusa
Sin protestar hasta el fin.
Se vio en el espejo hermosa
Y, resuelta, la envidiosa,
Ató sus pilchas, nerviosa
Y se espiantó del bulín.
Llegó el garabo en la noche,
Y al no verla, ni un reproche
De sus labios se escapó.
Pensó en su amor un momento,
Pulsó luego el instrumento
Y pa´ aliviar su tormento,
Cantó sus penas al viento,
Y el viento... se las llevó.
Pasó un día y otro día
Y la paica no volvía,
Porque el mundo la absorbía
Con su vana ostentación...
Y cantaba y se reía
Del mundo y su algarabía,
Pero su risa era fría
Porque, al reír parecía,
Que estaba su alma vacía
Y vacío el corazón.
Aquella paica que un día
Reina fue de la alegría,
Y del mundo se reía
Con su risa artificial.
Triste y sola en su agonía
Como la tarde, moría,
En la cama blanca y fría
De un frío y blanco hospital.
Letra :
Alberto Vacarezza (Bartolomé Ángel
Venancio Alberto Vaccarezza)
Música :
Ernesto Julio Rossi
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