EL PICAFLOR DEL OESTE

 

 

 

Nací en un barrio pobre, de casas sencillas
De patios con malvones y olor a jazmín,
Humildes ventanitas, faroles de esquina
Pero de gente honrada, modesta y feliz.
Fui dueño de una chata, con dos percherones
Y un zaino cadenero de estampa ejemplar,
Pintada de celeste, lucía el renombre
Con que la muchachada, me supo adornar.
 
Yo soy, yo soy
El picaflor del oeste,
Todo un señor
Aunque decirlo me cueste.
Sencillo voy
Porque conservo ese rango,
Del tiempo flor
Cuando era tango mi tango.
Yo soy, yo soy
Un tipo bien conocido,
Embajador
De aquel pasado florido.
Y estoy
Penando por un olvido,
Que no ha querido consolar
Mi corazón.
 
Las cinco de la tarde marcaban la vuelta
Y enderezaba el tranco para el corralón,
Y mientras descansaba, con las riendas sueltas
Iba silbando un tango, sencillo y dulzón.
Después, los matecitos, que tan cariñosa
Cebaba la viejita, de mi corazón,
Prendían la llamita de una milagrosa
Ternura que embriagaba, de dulce emoción.
 
Yo soy, yo soy
El picaflor del oeste,
Todo un señor
Aunque decirlo me cueste.
Sencillo voy
Porque conservo ese rango,
Del tiempo flor
Cuando era tango mi tango.
Yo soy, yo soy
Un tipo bien conocido,
Embajador
De aquel pasado florido.
Y estoy
Penando por un olvido,
Que no he podido arrancar
Del corazón.
 
Yo soy, yo soy...
De un tiempo que ya pasó.

 

Letra : Leopoldo Díaz Vélez

Música : Armando Lacava

 

 

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