La trajo el mar, viajera del cansancio,
Paloma gris, que al fin cayó en mis brazos,
Así llegó, atándome a angustia
Para llorar y no quererme nunca.
Porque en sus labios, sin aromas no había besos
Era un ángel ya sin rezos
Que perdió su corazón.
Y en toda su historia de ausencia y amor
Me hablaba de un puerto, del mar y de Dios.
Hoy, recibí la triste carta,
Que dejó, despidiéndose de mí:
“Voy a morir y el mar me llama”.
Escribió y ya nunca más la vi.
Así su desventura viviré
Y desde entonces me quedé
Sin luz, amor ni corazón.
¿Quién puede amar sin esperanza
y vivir con la muerte de olvidar?
Se fue una tarde igual y gris,
La misma tarde en que hasta mí
Con su canción la trajo el mar.
Su amor, me preguntas: ¿Por dónde andará?
¡Qué importa saberlo, si ya no vendrá!
Letra : Justo
Ricardo Thompson
Música :
Graciano Gómez (Graciano Manuel Leopoldo
Gómez)
Grabado por la orquesta de Alfredo De Ángelis
con las voces de Carlos Dante y Oscar Larroca. (sello Odeón Nº 55.329)