NO TENÉS PERDÓN DE DIOS
No me mires asustada
Ni pongas cara de espanto,
No es la cosa para tanto
Ni he pensado hacerte nada.
Si nunca alcé la mano
¿Por qué temblás de ese modo?
Si yo siempre fui tu hermano
Y un compañero ante todo...
Ahí tenés pronto lo tuyo
Lo retirás cuando quieras,
Sabés bien que odio el barullo
Y la frase sensiblera.
Y aunque con vos, proceder
Decentemente, no cuadre,
Jamás olvido a mi madre
Cuando le hablo a una mujer.
Ésa es la puerta... Salí...
Que empieza a sangrar la herida,
Y ojalá nunca la vida
Te castigue como a mí.
Porque al condenarte a vos
A mi corazón condeno,
¡Traicionaste a un hombre bueno
no tenés perdón de Dios...!
Aquí tenés mi cartera
Que salva el primer apuro,
Y espero que en el futuro
Ni me recordés siquiera.
Qué remedia el insultar
Ni el prolongar esta escena,
Que el aumentar mi honda pena
Solo me puede amargar.
Sentáte y no llorés
Ni te hagás la arrepentida,
Son reveses de la vida
Y es humano que engañés.
Bien lo pudiste evitar
Hablándome con franqueza,
Pero tu mala cabeza
No puede el juicio asentar.
Letra : Enrique Sáenz
Música : Carlos Alberto Masina