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A ver, che mocito, portame cigarros
Y ensille ese vaso, de caña, otra vez,
Que yo no me sumo con esos otarios
Que chupan de bronca, llorando después.
Yo tomo el ricino sin pena ni agravio
Que al fin un disgusto, lo mata un placer!
A qué andar con vueltas – si es largo el rosario
Cortado al despecho – por una mujer!
Y si llegase a añorarla
Porque, al final, la he querido,
No he de arrumbarme, abatido
En un rincón del café.
Ni he de sacar un pañuelo
Para llevarlo a mis ojos,
Ni lagrimear como un flojo
Porque en la vía quedé.
¿Se fue? ¡Mala suerte!, “café y pan criollo”
¡Qué tanto merengue: “que vuelva la infiel”!
Si aquel que se arruga pidiendo socorro
No es hombre ni tiene vergüenza con él...
¡Que adiós, bulincito! ¡Que adiós, aliviada!
¡El paco´e valerios, todo a ganador!
¡Paciencia compadre! ¡No escupa la estrada!
De vuelta al convento, no pase calor.
Letra : Eduardo Escaris Méndez
Música : Nicolás Vaccaro
Grabado por la orquesta de José Basso con la
voz de Alfredo Belusi.
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