DOBLANDO EL CODO

 

 

 

Hoy el libro de mi vida va quedándose sin hojas
Y sin pena, resignado, sé que pronto he de morir,
Hay un algo que me dice que ya estoy sobre la hora
Y yo quiero francamente confesarle mi sentir.
No me importa que comenten lo que he sido en el pasado
Porque sé que mi conciencia no me puede reprochar,
P´ al amigo fui un amigo, para muchos un hermano
Y en las cartas de la vida me jugué sin titubear.
 
Respeté, me respetaron, fui derecho
En las malas y en las buenas,
Nunca tuve una agachada, fui leal de corazón...
Hasta un mango me ha faltado, muchas noches
Y las penas me han sobrado,
Yo conozco la amargura
De faltarme pa´ comer, un cacho ´e pan.
 
Las mujeres que cruzaron el jardín de mi existencia
Y a su paso destrozaron con su engaño mi ilusión,
Sólo hastío me dejaron, y hoy me dice la experiencia
Que el amor de nada sirve, sin calor de corazón.
Yo no quiero que me lloren, pero el día que me muera
Sólo quiero que me arrulle con su canto, un bandoneón,
Que me pongan en las manos el retrato de mi vieja
Pa´ llevármelo conmigo, hasta el último rincón.

 

Letra : Juan Manuel Mañueco

Música : Eduardo del Piano

 

Grabado por Ángel Vargas con el acompañamiento de la orquesta de Armando Lacava. (22-12-1954)

Grabado por la orquesta de Juan Sánchez Gorio con la voz de Osvaldo Bazán. (sello Columbia Nº 15.062)

 

 

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