CARNE DE CABARET

 

 

 

Pobre percanta que pasa su vida

Entre la farra, milonga y champán,

Que lleva enferma su almita perdida

Que cayó en garras de un torpe bacán,

Y que en su pecho tan sólo se anida

El triste goce que causa un gotán.

 

Su ilusión murió en el cabaret

Al compás de un tango compadrón,

Y al notar perdida ya su fe

Quedó su corazón,

Transido en la emoción

El dolor las fuerzas le restó,

Comprendiendo al fin su berretín

Y una noche que se encurdeló

Sus penas entregó a un rubio copetín.

 

Por eso su alma en silencio solloza

Y es una mueca su risa cruel,

Y cuando besa su boca de rosa

Deja en los labios, amargo de hiel,

Y en su carita amarilla, ojerosa,

Se ven las huellas de un amor infiel.

 

Y así fue en la pendiente fatal

Del cabaret al hospital,

Y a ninguno encontró que por su mal

Tuviera compasión.

Pues sin razón la dejaron sufrir

Y a su ilusión la dejaron morir,

Y así fue en la pendiente fatal,

Del cabaret al hospital

Donde asilo encontró.

 

Pobre percanta que está contratada

Vendiendo su alma por un copetín,

Que de una vida feliz, engañada,

Lleva en el alma tristeza y splín,

Y que pasando su vida amargada

Llora en silencio su pena sin fin.

 

Letra : Luis Roldán

Música : Pacífico Víctor Lambertucci

 

Grabado por el dúo Gardel – Razzano con guitarras. (sello Odeón Nº 18.031)

 

 

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