UNA LIMOSNITA POR AMOR
DE DIOS
La
muchacha mendigaba por las calles
Conduciendo
lentamente a un ciego anciano,
Y
tomando la limosna que en su mano
Les
dejaba al oís su débil voz...
En
su cara se notaba una tristeza
Un
deseo de vivir que le impelía,
Y
sumisa repetía y repetía:
“Una
limosnita por amor de Dios”.
Cuando
llegaba la noche
Ese
hombre, cruel, inhumano,
Que
no era ciego, ni anciano
Pero
sí un simulador,
Se
convertía en amante
De
esa criatura inocente,
Profanando
irreverente
La
castidad de su amor.
Pero
un día, mientras iba mendigando
En
sus ojos otros ojos se miraron,
Y
en lugar de la limosna le entregaron
La
sonrisa más alegre del amor.
Era
otro hombre, y se amaron tiernamente
Hasta
el día que resuelto ese buen hombre,
Ante
Dios y hasta la Ley le dio su nombre
Arrancándola,
por fin, de su impudor.
Vengándose
el falso ciego
Con
el buen hombre se encara,
Le
echa vitriolo en la cara
Y
lo ciega al bienhechor.
Y
hoy la pobre muchachita
Limosna
sigue pidiendo,
Pero
va alegre y sonriendo
Porque
pide por su amor.
Letra : Francisco Bastardi (Francisco
Antonio Bastardi)
Música : Pedro Vergez
Grabado por el septeto de Pedro Maffia con la voz de Luis Díaz. (1930)