UN PLACER (III)
(vals)
Era tan simpática, de un
mirar tan cándido,
Que todos los hombres
sentían por ella
Una verdadera y gran
adoración.
Salía de la fábrica un
poquito pálida,
Y en sus ojos melancólicos,
suaves y cálidos
Había la íntima pasión volcánica
Que ella sentía en lo más
recóndito del corazón.
Y una tarde sintió que el
amor
En su corazoncito fiel vino
a llamar,
Y una dulce pasión despertó
En su alma ardiente y
ansiosa de amar.
Y a ese amor se entregó,
sin comprender
Lo que iba a costar ese
placer.
Y fue tan quimérica, su
almita romántica,
Que ingenua creyó
A todas las promesas que le
hicieron,
De cariño y felicidad.
Y una noche idílica, bella
y poética,
En medio de ardiente
plática y besos trémulos
A la luz pálida de las
estrellas, en el firmamento
Los dos se juraron un
eterno amor.
Pobre enamorada
Que caro ha pagado,
Horas de haber deshojado
Las rosas de su ilusión.
Su blanca alma tuvo
Un cruel desencanto,
Y tanto es continuo el
llanto
De ese breve instante de
amor y placer.
Su cara más pálida, ahora
da lástima
Su mirada ya no tiene esa
expresión ardiente
Ni su alma siente deseos de
amar.
Y en las noches plácidas,
la luz de la lámpara,
Ilumina tristemente su
piecita fría,
En la que recuerda las
noches aquellas
Que ante las estrellas
Los dos se juraron un
eterno amor.
Letra : ??
Música : Vicente Romeo
Grabado por Ignacio Corsini con
acompañamiento de guitarras. (1923)
(colaboración enviada por el amigo
Ricardo Roig. 04-2012)