CANARO EN PARÍS (II)
Dejaste esta tierra
De preciosas campiñas,
Los dorados trigales
Que brillan bajo el sol.
El pingo y la guitarra
Que vos tanto querías,
Parece que dirían:
¡Qué ingrato corazón...!
No te acuerdas, china, de
tu rancho
Tu madrecita que allí
vivía,
Te pasaste muchos días
Juntito a ella y con amor.
Luego, después
Te marchaste sin decir
nada,
Ella, de tristezas está
Consumiéndose de a poco,
Tal vez se enfermará.
Te fuiste de aquí
Y con dolor has de llorar,
mujer,
Ingrato París
Has robado a mi querer.
Tus luces serán su
perdición
Y en el bullicio del
champán,
La ingrata olvidará
Que aquí con gran dolor,
Lloramos por su mal.
En mi pecho dejaste una
herida
Que jamás podrá
cicatrizarse,
Te olvidaste que yo un día
En mis brazos te estreché
con loco amor.
Y aquí en la sombra de tu
rancho
Donde me juraste amor
eterno,
Nunca yo podré olvidar
Y en silencio he de
llevarte,
Grabada en mi corazón.
Volvé, china a mis pagos
Que cuando el sol asoma,
Es bella la alborada
Cargada de arrebol.
Y el campo color de oro
Nos muestra, china mía,
Esta tierra querida
Que es todo mi corazón.
Letra : José Antonio Scarpino
Música : Alejandro Scarpino y Juan Caldarella