HUERFANITOS DE LA VIDA

 

 

 

En la cuna, el pobrecito

Con los brazos extendidos,

Y sonriendo como un ángel

Mensajero del buen Dios.

Fue lo único aquel día

Que al volver de mi trabajo,

En mi hogar me recibía

Una carta y un adiós.

 

Mil ideas sanguinarias

Relampaguearon siniestras,

En mi cerebro afiebrado

De sorpresa y de dolor.

Y la carta ante mis ojos

Como mala consejera,

Me invitaba a la venganza

De la que me dio el dolor.

 

Un gritito lastimero

Mi llanto vino a calmar,

A la furia de los odios

Que me ahogaban sin cesar.

Y acercándome a la cuna

Fui a mi hijito a levantar,

Y meciéndolo en mis brazos

Se durmió con mi cantar.

 

Huerfanitos de la vida

Vagabundos sin cariño,

Cuyas madres se marcharon

Como lastres los dejó.

Cual vosotros, somos ambos

Por aquella mujer mala,

Que sin pena y sin conciencia

Nuestro hogar abandonó.

 

Seré fuerte en la desgracia

Pobre hijito de mi alma,

Por tu vida que es mi vida

Mi esperanza y mi querer.

Y como hoy, velaré siempre

La inocencia de tu sueño,

Que los hombres que son padres

Son mejores, sin doblez.

 

Y cuando seas un hombre

Te evitaré el gran dolor,

De que sepas la vergüenza

De tu padre, el deshonor.

Pues sólo yo he de contarte

Cuando llegue esa ocasión,

Que el día que tú naciste

Dio luz tu madre y murió.

 

Letra : Andrés González Pulido

Música : Luis Martino  (Luis Esteban Francisco Martino)

 

Grabado por Roberto Díaz con acompañamiento de guitarras. (sello RCA, 28-10-1929)

 

 

(letra obtenida de la grabación)

(colaboración enviada por el amigo Amado Lafuente. 11-2009)

 

 

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