BORGES, UN FERVOR DE BUENOS AIRES
Recitado:
Ya no hay luna que sientas como sol de agonías,
Ya tu sombra palpita en la sombra más vana,
Pero ignora tu prosa la impiedad de los días
y tu verso es memoria que la muerte no apaga.
Ya no marcan el tiempo los
relojes de arena
Ni trajinan tus pasos por
el lento jardín,
No declina la tarde sobre
verjas y aljibes
Ni perfuman la noche el
cedrón y el jazmín.
Sin embargo tu estampa, se
presiente en Palermo,
Tu fantasma pregona que es
la vida un azar,
Y se intuye tu alma en
leyendas de guapos
Con coraje de fiesta por la
calle Garay.
Me juran que te han visto
en Balvanera
Y por la Plaza Francia
caminar,
“Si hay algo que no existe,
es el olvido”
- Comentan que decías al
pasar -.
Igual que las Auroras o el
Destino
Quedaste a salvo, Borges,
del final,
Te aguarda, inagotable, el
Universo
Del mundo imaginario y del
real.
Desde Greco a Piazzolla se
te encuentra en los tangos
Y en un barrio cualquiera
de esta loca Babel,
Y en los hombres furtivos
que se llaman silbando
Y en las últimas casas con
la puerta cancel.
Y en los íntimos patios con
higueras y parras
Y en la oscura esperanza de
zaguanes también,
Y en la Patria que somos, un
latir de guitarras
Y en el rosa gastado de
algún viejo almacén.
Coda:
A mí se me hace cuento que
naciste una tarde
Te juzgo tan eterno como tu
Buenos Aires.
Letra : Ernesto
Pierro
Música : Saúl Cosentino (Saúl Alfredo
Cosentino)