SUSPIROS

(vals)

 

 

Un nido entre las ramas de un sauce somnoliento
Las notas de una alondra, las quejas de un zorzal,
El eco de un murmullo que vaga con el viento
Llevado sobre el ala de brisa matinal.
Un rancho casi oculto bajo su humilde alero
Nacido entre las ramas de madreselva en flor,
Un flete de crin larga, rosado parejero,
Y en medio de aquel cuadro, la voz de un buen cantor.
 
De voz aceñidora, nacida en un lamento
La voz doliente entona, tristísima canción,
Solloza la guitarra, vibrando la bordona
Que en un preludio triste, modula una oración.
El ruido de unos pasos marcados con golpeta 
Deja oír los crujidos de gallos y percal,
Los ojos alumbrantes que hieren y desvelan
La grana de dos labios, más rojos que el coral.
 
Después, como murmullo, de voz que amante implora
Dos frentes que se juntan con fuego de rubor,
Y un beso prolongado, cual nota gemidora
Suspiro de dos almas nacidas del amor.
Un nido entre las ramas de un sauce somnoliento
Las notas de una alondra, las quejas de un zorzal,
El eco de un murmullo que vaga con el viento
Llevado sobre el ala de brisa matinal.

 

Letra : Francisco Brancatti

Música : Diego Centeno  (Diego José Centeno)

 

Grabado por Agustín Magaldi con guitarras. (sello Brunswick entre 1929 – 1932)

 

 

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