GORJEOS
En los jardines de la loca fantasía,
Allá en los días venturosos de un ideal,
Se oye a lo lejos, con extraña melodía
En los gorjeos del jilguero y del zorzal.
Son bellas aves que con cantos placenteros
Mezclan sus trinos al murmullo matinal,
Y en la floresta, madreselvas y junqueros
Forman conjunto en ese cuadro magistral.
En ese ambiente de alegrías, yo he vivido
Sin que la brisa me rozara el corazón,
Ninguna espina, en mi camino,
Me hiciera fiero, lamentar algún dolor.
Mas cuando un día, de los negros de mi vida
Pulsé mi lira con acento sin igual,
Noté alarmado que una ráfaga perdida
Calló mi canto y las endechas del zorzal.
Siempre recuerdo, con sin par melancolía
Los dulces días que vivía en ese edén,
Cuando embarcado en mil coloquios y alegrías
Todo incitaba hacia el amor de una mujer.
Y aquella ingrata, que sentaba yo a mi lado
Fue por un tiempo el pensamiento más amado,
Que llenó mi alma en ese ensueño accidental.
Mas si su lado, emponzoñado de mi sino
Que sembrara en mi camino, las espinas del dolor,
Y aquellas bellas ilusiones tan amadas
Se mostraron despiadadas con mi pobre corazón.
La bella aurora que en otrora vislumbrara
Se tornó en la madrugada, de mi triste amanecer,
Porque esas horas, tan hermosas y queridas
Se alejaron de mi vida, para nunca más volver.
Letra y
música : Ricardo Arancibia Rodríguez
Grabado
por Agustín Magaldi con guitarras. (sello RCA entre 1924 – 1928)