DON NAIDES

 

 

 

Era un mediodía bajo el sol de enero,
Se asaban mis hombros en el carretón,
Cuando del camino surgió un forastero
Que al pago venía, cansado y tristón.
Le ofrecí a traerlo y el hombre cumplido
Me alcanzó, buen criollo, tabaco y papel,
Charlamos pa´ hacernos más corto el camino
Supe así su vida y quien era él.
 
Me habló de una moza de aquí, de estos pagos,
Que fuera otros tiempos, su fe y su querer,
La dejó, tentado por otros halagos
Venía a buscarla, su nombre era Esther.
Me dijo: “Paisano, me llamo Don Naides
y vuelvo vencido buscando un querer,
la dejé una noche, como un miserable
quién sabe dónde anda, la pobre mujer".
 
Hay que estar curtido, compadre, le juro
Pa´ aguantar callao, lo que oí decir,
Hay que ser de piedra, de fierro, más duro
Pa´ quedarse en duda, matar o morir.
Si la que él buscaba, mi china había sido
Que hacía dos meses, dos meses nomás,
Que pa´ el “camposanto” se me había “juído
De un mal que la “cencia” no supo curar.
 
Y ahí nomás bajamos, facones en mano,
Me miró con rabia, resuelto el varón,
Madrugó Don Naides certero y baqueano
Y sobre el camino, rodó mi facón.
Después, sollozando me dijo: “Compadre,
los dos la quisimos, pero “áura” es de Dios”,
El alma ´e la muerta, cruzó por el aire
Y nos abrazamos, llorando los dos.

 

Letra : V. Juan Clauso  (Venancio Juan Pedro Clauso)

Música : Maruja Pacheco Huergo  (María Esther Pacheco Huergo)

 

Grabado por la orquesta de Florindo Sassone con la voz de Rodolfo Galé. (sello RCA, 21-11-1951)

 

 

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