DEJÁ EL CONVENTILLO

(1925)

 

 

Mi linda pebeta, de ojazos de cielo

De labios tan rojos como un corazón,

Dejame que a solas, yo pueda decirte

Que estoy medio loco, de amor, por vos.

Pa´ mí ya no existen las otras mujeres

Ni pienso en las farras ni en el cabaret,

Pues vivo, pebeta, pensando tan sólo

Que al fin, algún día, me habrás de querer.

 

Y aunque todas las comadres

Te aconsejen lo contrario,

Y te digan que conmigo

No te debés espiantar;

No olvidés que te lo dicen

Por la envidia que te tienen,

Al saber que en  mi automóvil

Yo te llevo a pasear.

 

Seguí mi consejo: dejá el conventillo

Que en él, mi pebeta, no debés vivir,

Y en vez de esa pieza sin luz y sin aire

Verás qué “paquete” será tu bulín.

Mi linda pebeta, de esos ojos de cielo

Pensá que conmigo, feliz has de ser,

Pues tengo un cotorro, que es una delicia

Y a veces te llama, pa´ que lo habités.

 

Letra : Francisco Ruiz París  (Francisco Ruiz Puch)

Música : Antonio Scatasso

 

 

AtrásMenú Principal