CURSILONA
¡Ay! Bandoneón, ¡Por Dios!
Dile a tu fuelle
Que no respire,
Que no resuelle,
Porque me encojo y me dilato
Y está mi muelle
Que pierde el fato.
Ya no resoples más
Dulce instrumento,
Que me despeinás
Con tanto viento.
Y si siento
Tu acento,
¡Ay! Reviento,
De tanto sentimiento
Ladrón del corazón.
Que me traiga el hidroavión Duggán
Para volar con Olivero,
Y cantarle a Campanelli
Mientras cruzo un temporal.
Y al compás del bandoneón verán
Cómo hasta el mismo aparato,
Se balanceará,
Se contoneará,
Como pluma que al viento va.
Soy un volcán de amor
Que la milonga,
Le prende fuego
Cuando rezonga;
Y hasta la lava que echo afuera,
Hace requiebros
De milonguera.
¡Ay! bandoneón feliz
De cuyos pliegues,
Largás dulzuras
Aunque reniegues.
Cuando siento
Tu acento,
¡Ay! Reviento,
Como el cisne del cuento
Que lento
Se murió.
Duggan,
Olivero y Campanelli: Aviadores y mecánicos de avión, argentinos.
Letra :
Atilio Supparo
Música :
Salvador Merico