BRASILEÑA
(vals)
Ojos que se clavan
Como dos puñales en mi corazón,
Ojos que me hablan
De divina gracia y de adoración.
Labios entreabiertos
Que me envían besos con tal devoción,
Que me moriría prendido a esos labios
De mieles y rosas, de fuego y pasión.
Brasileña dulce, brasileña suave,
Hija de los halos ardientes del sol,
Virgen de la fronda, deja que las mieles
Profane el secreto que inspira el amor.
No te olvides nunca, brasileña buena
Que en la hermosa patria, que crece el chañar,
Llora el paisanito que se hizo poeta
Soñando en tus ojos un mundo ideal.
Rulos que se enredan
En mis pobres dedos, de suave temblor,
Manos que parecen
Plantas azucenas de excelso primor.
Brazos que se ciñen
Con ansiosos lazos, de celo y calor,
Yo me moriría ceñido a esos brazos
¡Hoy que no hay nada, después de tu amor!
Letra y música
: Luis Acosta García
Grabado
por Agustín Magaldi – Pedro Noda con guitarras. (sello Brunswick entre 1929 –
1932)