BARRERAS DE AMOR

(vals)

 

 

En aquel pobre señalero de madera
Que el viejo “tata” construyó con un vagón,
Vivía la linda virgencita de los campos
Era morocha, muy tostada por el sol.
Era la buena madrecita de la casa
Porque muy sola desde chica se quedó,
Y sabía cumplir con los quehaceres
Porque mirando a las aves aprendió.
 
La llamó el hornero en las mañanas
Y el ritmo chirriante de su canto,
Para ella era igual como una diana
No bien...
El claro sol
Asomaba por los campos.
Le enseñó la calandria, el lindo trino
La torcaza a ser buena y generosa,
Y soñó con un mundo de esperanzas sin fin
Porque miraba volar las mariposas.
 
Él era un joven maquinista que cruzaba
El tren primero que surcaba esa región,
Y que a su paso pedía vía libre
A la morocha que azuzó su corazón.
Y aquella linda virgencita de los campos
En la barrera con cariño lo esperó,
Y al pasar le brindaba una sonrisa
Por las señales que en su vida, él le dejó.
 
Ese idilio amoroso quedó trunco
Porque un día al chocar el mañanero,
Dio su vida aquel bravo maquinista
Y con él...
Los dulces sueños de amor
También murieron.
Ya no hay nadie en el viejo señalero
La calandria no alegra con su canto,
Es inútil que la llame el hornero... se fue...
La linda flor que adornaba aquellos campos.

 

Letra : Gerónimo Sureda

Música : Antonio Sureda

 

Grabado por el trío de Antonio Sureda con la voz de Eduardo Márquez. (1936)

 

 

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