AQUEL ADIÓS
Testigo de un romance, fue la luna, sin querer,
Misterio de la noche, envolviendo el sueño aquel,
Aquel en un instante, el destino torpe y cruel
Todo lo truncó, dime Dios: ¿Por qué?
Sacando un crucifijo, lo besaste y lo besé,
Mirándote a los ojos, una lágrima noté,
Con él te doy mi vida, con temor, te oí decir,
El destino lo quiere así.
¡Adiós!...
Me dijiste al partir,
Y en el azul del cielo gris,
Tu voz,
Y tu palidez mortal,
Eran huellas de tu mal,
Y mi desesperación.
Y el tren...
Tu esperanza de curar,
Con su máquina infernal
De mis brazos te arrancó.
Después...
Quedó mi vida,
Por las calles del dolor.
Ya ves...
Sólo queda de este amor,
Tu esperanza, mi temor
Y esa cruz que yo besé.
Me matan los recuerdos, son tus labios y tu voz,
Pasado que me arroja, malherido en un rincón,
Presiento que ya nunca, vida mía, te veré
Nunca, nunca más, solo quedé.
Qué tristes son las noches, con su luna, sin tu amor,
Qué extraña melodía, silba el viento en su canción,
Parece estar diciendo, que allá lejos, ya tu voz
Para siempre se apagó.
Letra : Raúl
Hormaza (Raúl Mario Hormaza)
Música : José
Dames